Fragmento del libro / Págs 175 – 176
El resultado de sus “elucubraciones criminales”, desde un punto de vista objetivo, fue que los seres de las generaciones siguientes perdieron enteramente la verdadera fe en la doctrina divina y liberadora, la única realizable para ellos, del Todo-Amor Jesucristo.
Los disparates que ellos escribieron suscitaron poco a poco en la presencia de ciertos seres de las generaciones siguientes un impulso de duda, no solamente respecto a lo que acabo de decirte sino también respecto a todas las informaciones auténticas relativas a las instrucciones y explicaciones precisas de ese Individuum sagrado, intencionalmente realizado desde Lo Alto entre ellos.
Los datos que engendraron la duda en esos seres terrestres tricerebrales se cristalizaron en ellos para convertirse en una parte inalienable de su psiquismo, ante todo porque ellos adquirieron gradualmente, en el curso de numerosos siglos —a pesar de la existencia casi automática que les es propia— datos que permiten sentir instintivamente de manera más o menos correcta, ciertas verdades cósmicas; por ejemplo, el hecho indudable de que si un ser ha sufrido el raskuarno sagrado, o como dicen ellos, “si ha muerto”, y hasta lo han enterrado, ese ser ya no podría jamás existir —y aun menos hablar y enseñar.
Así pues, aquellos de esos desdichados en los cuales prosigue, aunque en grado muy débil, el funcionamiento del pensar eseral de acuerdo con las leyes de una sana lógica, no pudiendo aceptar disparates tan extraordinarios e incoherentes, acaban por perder la fe en toda verdad, cualquiera que sea, realmente enunciada y comentada por ese Individuum sagrado, Jesucristo.
En cuanto a los seres terrestres que representan la mayoría, y quienes, por muchas razones —pero ante todo porque se les ha hecho propio, desde los primeros años de su existencia, ocuparse de “murdurten”— se transforman ordinariamente, cuando llegan a la edad responsable, en lo que se llama “psicópatas”, ellos creen ciegamente, palabra por palabra, sin participación alguna de su pensar eseral lógico, en todos los disparates fantásticos que les llegan.
Se forma entonces en ellos, automáticamente, una “fe” de una especie muy particular en esa “enseñanza religiosa”, como si ella representara el conjunto de todas las verdades relativas a ese Individuum sagrado, Jesucristo, intencionalmente realizado desde Lo Alto entre ellos.