Fragmento del libro / Págs 12 – 13
LA MIRADA
Jeanne de Salzmann
El pensamiento objetivo es la mirada que viene de Arriba. Uno mirada libre; la mirada que ve. Sin esa mirada puesta en m viéndome, mi vida es una vida de ciego, que va donde lo lleve cada impulso, sin saber cómo ni por qué. Sin esa mirada puesta eco mí, no puedo saber que existo.
Tengo la capacidad de elevarme por encima de mí misma y de verme libremente … de ser vista. Tengo la capacidad de que m: pensamiento no sea esclavizado. Para ello necesita desasirse de toda, las asociaciones que lo mantienen cautivo, pasivo. Tiene que cort», las ataduras que lo unen a todas esas imágenes, a todas esas formas, Tiene que liberarse de la atracción constante del sentimiento, Necesita sentir el poder que tiene de resistir a esa atracción, de vede de ir elevándose por encima de ella. En ese movimiento, se «o volviendo activo; se activa, depurándose; y así encuentra una meta una meta única: pensar «Yo», darse cuenta de «quien soy», entrar er. ese misterio.
De lo contrario, los pensamientos son sólo ocasiones y objetos de esclavitud, redes donde el pensar real pierde su poder de objetividad » de actividad voluntaria. Enturbiado por las palabras, las imágenes v las formas que lo solicitan, pierde la facultad de ver. Pierde el sentidc del Yo. Y entonces ya no soy más que un organismo a la deriva. Ur. cuerpo privado de inteligencia. Sin esa mirada, estoy obligado a volve: al automatismo y a la ley del accidente.
Esta mirada me sitúa y a la vez me libera. y en mis mejores momento, de recogimiento tengo acceso a un estado donde me es dado
experimentar, sentir el efecto benéfico de esa mirada que desciende sobre mí, que me abarca entera. Siento que irradia sobre mí.
En cada ocasión, el primer paso es reconocer que algo falta; siento que es necesario un pensar, un pensar libre, vuelto hacia mi, para que pueda de veras tornar conciencia de mi existir. Un pensar activo, que no tiene otra meta ni otro objeto que Yo … volver a Mí.
Esa es mi lucha: una lucha contra la pasividad de mi pensamiento.
Una lucha sin la cual ya nada consciente podrá darse, ni podrá nacer. Es una lucha por salir de la ilusión del «yo» en la que vivo, para aproximarme a una visión más real. En medio de esta lucha se crea un orden en el caos, una jerarquía: se revelan dos planos, dos mundos. Mientras no hay más que un plano, no puede haber visión. El reconocimiento de otro nivel es el despertar del Pensamiento.
Sin este esfuerzo, él vuelve a caer en un sueño poblado de palabras, de imágenes, de nociones consabidas, de saberes aproximativos, de ensoñaciones y desasosiegos diversos. Es el pensar de un hombre sin inteligencia. Es terrible darse cuenta de pronto de que ha vivido uno sin un pensar propio, independiente. Sin inteligencia. Sin nada que pueda ver lo real. y por tanto, sin conexión con el mundo de Arriba.
Es en mi esencia donde me reúno con el que ve. Si pudiera mantenerme en ella, estaría en la fuente misma de la que mana algo único, estable, en la fuente de lo que no cambia.
Este texto, fechado el 23 de julio de 1958, fue tomado de un cuaderno de Jeanne de Salzmann. Se publica con autorización del doctor Michel de Salzmann
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